Es la última jugada. Las oportunidades poco a poco se van agotando, y junto a ellas, también el tiempo. Debo jugar mis cartas, armar una estrategia, no obtener un no, una derrota como respuesta. Hay mucho en juego, un corazón parcialmente sano, un sentimiento, un vínculo, un futuro.
Mis manos tiemblan, no puedo fallar. El tic-tac del reloj acelera los latidos de mi corazón. En un segundo se define todo, puedo perder lo que realmente quiero y quedarme vacía por siempre; o puedo ganar un pasaje a la felicidad.
¿Quién sabe? Además, ¿ Realmente lo merezco? ¿Qué haré luego?. Son muchas preguntas sin respuesta, porque todo se va planeando sobre la marcha. Mi destino se va dando a conocer a medida que voy avanzando por un camino incierto. Hago mi jugada. Juego con el corazón.
¿El azar estará de mi lado?
